jueves, 25 de junio de 2015

IGNACIA DOMÍNGUEZ DELGADO -LA GENERALA DE TEHUIXTLA


Ignacia Domínguez Delgado

Nació en Tehuixtla Morelos en el año de 1885. Fue hija del matrimonio entre Lucio Domínguez Orihuela y Gregoria Delgado, quienes tuvieron tres hijas: Rosa Domínguez la primogénita,  Micaela e Ignacia la más pequeña. A los tres años de nacer Ignacia murió su padre dejándolas desamparadas.

  Doña Gregoria se encargó de enseñarles desde muy jovencitas a trabajar para ganarse la vida. Ignacia en su infancia se dice fue la consentida de su padre y la más inquieta.  Ignacia y Micaela fundaron la primera fonda de la que se tengan noticias en el pueblo de Tehuixtla. Rosa se había casado años atrás con Don Carlos Peralta

Ignacia lavaba y bordaba ajeno para sostener a sus hijos. Siempre fue una mujer “sola” sin el amparo de un marido. Tenía un dicho: “Hombre que me gusta, me lo hecho y después lo echo”  y así fue. Ignacia y su familia fueron centro de chismes y rumores desde muy temprana edad. Parecía que el fatídico destino le tenía la suerte marcada, lo cual sólo afianzó su carácter fuerte y honesto, odiaba las hipocresías y llamaba a las cosas por su nombre.Mejor una pinta que varias descoloridas” -decía.

Tuvo varios hijos de distintos hombres, quienes además se disputaban su paternidad a balazos, pues las Domínguez eran mujeres muy bellas.

Su primogénita se llamó Febronia Espín Domínguez y a principios de la revolución se la llevaron unos revolucionarios y la violaron. Otras hijas de doña Ignacia Domínguez  fueron: Eustacia Uribe, Angelita "la chata", Félix Espín, entre otras

En el año de 1912 en Tehuixtla el General Juvencio Robles empezó a aplicar la “leva” (seleccionaba jóvenes robustos y los enrolaban a la fuerza en su ejercito) en ese mismo año fue obligada la gente a abandonar el pueblo ya que Victoriano Huerta decía que era refugio de Zapata. Los Tehuixtlenses buscaron refugio entre las montañas cercanas donde se llevaban a los y las jóvenes desde los 9 años. En ese año "la leva" se llevó a distintos lugares de la república a Tacho Flores, Juan Peralta y Fructuoso “Chilas”.  

Cuando los zapatistas llegaban al pueblo Ignacia Domínguez les preparaba chile en molcajete, cazuelas de frijoles y tortillas de maíz prieto y cuando el maíz escaseó les hacia caldo de calabazas tiernas o verdolagas que era lo único que se podía conseguir en aquellos años en la población, se cuenta que algunos revolucionarios hasta capeaban las tortillas del comal y el general Zapata tenía que controlarlos. Otro general que frecuentaba Tehuixtla era Ceferino Ortega a quien apodaban “El Mole”.  

En esos años de guerra Ignacia conoció a Emiliano Zapata, hicieron amistad y él la llamó “La Generala” por el hecho de darle de comer a él y a su tropa. Sólo una vez se tiene registrada la visita de Zapata en nuestra población, esto por que fue una visita oficial, pero innumerables fueron la veces en que la tropa y el generalísimo pasaron a comer a la pequeña fonda (un jacalón de carrizos) que tenía Doña Ignacia Domínguez La Generala” en el zócalo del pueblo. Igualmente varias veces el general Zapata vio jugar toros en el viejo corral que estaba donde ahora es la plaza cívica a un costado de la iglesia.

Ignacia Dominguez sólo tuvo un hijo barón que  la defendió de las críticas mordaces de los machos del pueblo. A ella y a todas sus hermanas, sin embargo este murió joven a los 17 años.

Ignacia fue contemporánea de San David Uribe Velasco y cuando éste estuvo preso en Tehuixtla, ella atestiguó su presencia en nuestra comunidad un día antes de su martirio, en el ahora “Hotel el Cisne” que en la guerra cristera se ocupó como cuartel, pues en el mismo lugar tenían preso a Modesto González que era su yerno y corrió a darles aviso a los familiares del padre David que vivían en Tehuixtla y que desconocían el paradero del Santo, sin embargo para cuando estos llegaron al hotel a pedir noticias, al padre David ya se lo habían llevado para Cuernavaca con ordenes de quebrárselo en el camino, un 12 de abril de 1927.

Ignacia fue miembro de la UNIÓN DE MUJERES AMERICANAS en 1936, y como reconocimiento a su valor durante los años de revolución se le otorgaba una especie de pensión simbólica por su lucha que a veces no alcanzaba a cobrar porque los políticos que las gestionaban en Jojutla se las quedaban.

Al propósito cuando tuve el honor de conocer a la señora Anita Zapata, esta me platicó que ella fundó la UNIÓN DE MUJERES AMERICANAS con apoyo del entonces presidente de México Lázaro Cárdenas y recordaba a Ignacia Domínguez como una mujer muy terca, me dijo: ¡Era brava esa señora! - Le pregunté porque decía eso y me contestó que cuando se hizo el registro de Ignacia a ella le correspondía poner como lugar de origen el municipio de Jojutla, pero que Doña Ignacia Domínguez se negó rotundamente a que apareciera ese nombre en su credencial y en el libro de registro, argumentando que si Zapata había hecho la revolución para revindicar la dignidad de todos los pueblos maltratados de Morelos ¿Porque entonces habían de ponerle como su lugar de origen Jojutla, siendo ella de Tehuixtla? ¡ O` le ponen  Tehuixtla o mejor no me den nada! dijo- Y efectivamente, acto seguido Doña Anita me mostró el libro donde constaba eso, en cambio su hermana Micaela aparecía registrada como de Jojutla a pesar de ser también de Tehuixtla.      

De Ignacia también se dijo que tuvo una hija con Florencio Arizmendi el primer párroco de Tehuixtla y que de noche se ponía un vestido de novia para ir al panteón  o pasearse por las calles del pueblo para asustar a la gente.

Ignacia murió en el año de 1940 de una terrible tuberculosis, dando apenas origen a su leyenda de mujer liberal y revolucionaria de Tehuixtla.


Articulo tomado del libro: Tehuixtla; Pueblo de Dios, cueva del Diablo de Emmanuel Espín Pineda. México 2003 (Inédito).

martes, 2 de junio de 2015

La historia de la FAMILIA GONZÁLEZ y su gusto por los toros.

Por: Benjamín González Brito 
Redacción: Emmanuel Espíntla

Familia González Silva en sus bodas de oro en el atrio de la parroquia San Pedro Apóstol Tehuixtla



Salomón González (1884-1972) fue ganadero y agricultor, un hombre de carácter fuerte, junto con su esposa Dolores Mendiola (1886-1973) eran originarios de Coaxitlán del municipio de Tlaquiltenango Morelos y se trasladaron a Tehuixtla cuando sus hijos eran pequeños, se trajeron su ganado de vacas, caballos y chivos. Estableciendo su vivienda justo en enfrente del zócalo del pueblo, a donde ahora está la paletería la Michoacana.

Así es como iniciaron nueva vida en Tehuixtla, al grado de que dos de sus hijos participaron en el movimiento zapatista donde fallecieron, de aquí se los llevó la bola sin que recordemos sus nombres. 

Sus otros hijos se llamaron: Modesto, Narciso (mi abuelo), Marcelino, Mario, Pachita, Tina y Linda. Al casarse sus hijos, Don Salomón dividió su terreno en lotes más chicos como era costumbre en el pueblo para repartir a cada hijo su herencia y que estos pudieran fincar sus viviendas alrededor de la casa paterna.

En la actualidad la mayoría de esa manzana, tres cuartas partes desde la carretera principal, un costado de la calle que va al mercado y la otra que da al asoleadero, son locales comerciales que pertenecen o pertenecieron a la familia González, justo hasta la parte de atrás llegando al callejón que fue donado por Don Narciso para acortar y llegar más rápido al mercado, que por cierto era su terreno, donde había un viejo Laurel y en el año de 1932 le fue comprado por el entonces ayudante municipal Don Ignacio Flores Obispo para destinarlo como mercado, luego de que en la "plazita" del centro un camión atropellara a un niño hasta matarlo. 

A Narciso González le decían " la mona". Como anécdota curiosa detallamos el porqué, a Narciso le gustaba mucho el circo y cuando alguno llegaba al pueblo éste armaba un revuelo por ir a verlo. En una ocasión trajeron una mona que hacia malabares y se columpiaba en el trapecio, desde ahí decía que él era una mona columpiándose, le gustaba andar por la vida columpiándose por todos lados y en el entarimado del ruedo del corral de toros en su niñez y adolescencia se columpiaba y gritaba que “él era la mona" motivo por el cual sus amigos lo comenzaron a llamar así. Ya de adulto llegando montado a caballo a su casa se escuchaba por donde pasaba ¡¡"Ay viene la mona eh ah!! ¡Que graciosos y curiosos eran los apodos de la gente del pueblo! 

Algunos de los toros del legado del bisabuelo Salomón participaban en la feria de octubre. Fueron los tíos abuelos Modesto y Marcelino que continuaron con esa tradición de ser ganaderos, agricultores y ejidatarios.

Marcelino Gonzalez Mendiola heredó el carácter fuerte de sus padres. Y fue uno de los principales promotores de la organización de la fiesta de los toros ya que fue ayudante municipal de Tehuixtla a finales de los años 60tas. Fue él quien construyó la primera oficina de la ayudantía donde está actualmente, junto con su hijo Ángel González. Además de haber participado en la construcción de una parte del ruedo del corral, la cual hoy día es posible apreciar todavía, pues se restauró en el año 2012 al cerrar la plaza cívica de su parte “este” como recuerdo del corral que ahí existió y del cual se conservaba intacta esa parte.

Narciso González Mendiola (1909-1998) "la mona" también tenía el carácter fuerte y se enojaba fácilmente. Fue ejidatario y ganadero. Se casó con la Sra. Antonia Silva Paniagua de carácter noble y buena gente, matrimonio del cual nacieron sus hijos: Salomón, Sergio, Miguel, Romualdo, Jacinto, Margarito, Luis, Genoveva, Graciano, Benjamín (Mi apá') y Julia. 


Los hermanos González Silva y Apolinar Espín González aportaban a la feria de la virgen del Rosario con su ganado, con sus toros bravos para torear y también participando montando a caballo.

En la construcción del ruedo del corral participaron Sergio y Jacinto González Silva. También participaban a caballo el tío Romualdo, en tanto que su esposa Lucia Flores, que fue hermana de doña Petra Flores Estudillo, preparando los alimentos para los jinetes, toreros y todos los que trabajaban en el ruedo. 

Tío Graciano era bueno montando a caballo y montando los toros igual que mi tío Margarito

Se solía acompañar las corridas de toros con música de viento y al final de cada evento siempre se preguntaba entre la gente  ¿Cómo habían estado en los toros? y que ¿Cómo habían estado? y respondían los asistentes: "¡Estuvieron buenos por que hubieron dos cornados! (Dos heridos por el toro) y cuando no había corneados decían !que no habían estado buenos los toros!

La organización de los toros y de la feria en antaño se hacía con la participación y la aportación económica o en especie de todas las familias del pueblo hasta principios de los ochentas cuando quitaron el corral que estaba al lado de la iglesia, desde entonces que Tehuixtla no cuenta con un coral propio y la fiesta dejó de hacerse por cooperación de todos, sin embargo sigue la tradición y el gusto del pueblo por los toros.

Sigue vivo el recuerdo de la familia González y de todos aquellos que participaron haciendo o disfrutando de la fiesta de los toros en Tehuixtla. Desde aquí le mandamos un caluroso saludo a: Julia González Silva, Apolinar Espín González, Paty González, Malena González Flores, Rocío González Flores, Alicia y Norma González -última Nieta González Silva- y la bisnieta Martha Pichardo González.

Corral de toros de Tehuixtla Morelos año 1960 aprox.