Ignacia Domínguez Delgado |
Nació en Tehuixtla Morelos en el año de 1885. Fue hija
del matrimonio entre Lucio Domínguez Orihuela y Gregoria Delgado, quienes
tuvieron tres hijas: Rosa Domínguez la primogénita, Micaela e Ignacia la más pequeña. A
los tres años de nacer Ignacia murió su padre dejándolas desamparadas.
Doña
Gregoria se encargó de enseñarles desde muy jovencitas a trabajar para ganarse
la vida. Ignacia en su infancia se dice fue la consentida de su padre y la más
inquieta. Ignacia y Micaela fundaron la primera fonda de
la que se tengan noticias en el pueblo de Tehuixtla. Rosa se había casado años
atrás con Don Carlos Peralta.
Ignacia lavaba y bordaba ajeno para sostener a sus
hijos. Siempre fue una mujer “sola” sin el amparo de un marido. Tenía un dicho:
“Hombre que me gusta, me lo hecho y
después lo echo” y
así fue. Ignacia y su familia fueron centro de chismes y rumores desde muy
temprana edad. Parecía que el fatídico destino le tenía la suerte marcada, lo
cual sólo afianzó su carácter fuerte y honesto, odiaba las hipocresías y llamaba
a las cosas por su nombre. “Mejor una pinta que varias descoloridas”
-decía.
Tuvo
varios hijos de distintos hombres, quienes además se disputaban su paternidad a balazos, pues las Domínguez eran mujeres muy bellas.
Su primogénita se llamó Febronia Espín Domínguez y a principios de la revolución se la llevaron unos
revolucionarios y la violaron. Otras hijas de doña Ignacia Domínguez fueron: Eustacia Uribe, Angelita "la chata", Félix Espín, entre otras.
En el año de 1912 en Tehuixtla el General Juvencio Robles empezó a aplicar la “leva” (seleccionaba jóvenes robustos y los enrolaban a la fuerza en su ejercito) en ese mismo año fue obligada la gente a abandonar el pueblo ya que Victoriano Huerta decía que era refugio de Zapata. Los Tehuixtlenses buscaron refugio entre las montañas cercanas donde se llevaban a los y las jóvenes desde los 9 años. En ese año "la leva" se llevó a distintos lugares de la república a Tacho Flores, Juan Peralta y Fructuoso “Chilas”.
En el año de 1912 en Tehuixtla el General Juvencio Robles empezó a aplicar la “leva” (seleccionaba jóvenes robustos y los enrolaban a la fuerza en su ejercito) en ese mismo año fue obligada la gente a abandonar el pueblo ya que Victoriano Huerta decía que era refugio de Zapata. Los Tehuixtlenses buscaron refugio entre las montañas cercanas donde se llevaban a los y las jóvenes desde los 9 años. En ese año "la leva" se llevó a distintos lugares de la república a Tacho Flores, Juan Peralta y Fructuoso “Chilas”.
Cuando los zapatistas llegaban al pueblo Ignacia
Domínguez les preparaba chile en molcajete, cazuelas de frijoles y tortillas de
maíz prieto y cuando el maíz escaseó les hacia caldo de calabazas tiernas o verdolagas que era lo único que se podía conseguir en aquellos años en la
población, se cuenta que algunos revolucionarios hasta capeaban las tortillas del comal y el general Zapata tenía que controlarlos. Otro general que
frecuentaba Tehuixtla era Ceferino
Ortega a quien apodaban “El Mole”.
En esos años de guerra Ignacia
conoció a Emiliano Zapata, hicieron
amistad y él la llamó “La Generala” por el hecho de darle de comer a él y a su tropa. Sólo una vez se tiene registrada la visita de Zapata en nuestra
población, esto por que fue una visita oficial, pero innumerables fueron la
veces en que la tropa y el generalísimo pasaron a comer a la pequeña fonda (un jacalón de carrizos) que tenía Doña
Ignacia Domínguez “La Generala” en el zócalo del pueblo. Igualmente varias veces el general Zapata vio jugar toros en el viejo corral que estaba donde ahora es la plaza
cívica a un costado de la iglesia.
Ignacia Dominguez sólo tuvo un hijo barón que la defendió de las críticas mordaces de
los machos del pueblo. A ella y a todas sus hermanas, sin embargo este murió
joven a los 17 años.
Ignacia fue contemporánea de San David Uribe Velasco y
cuando éste estuvo preso en Tehuixtla, ella atestiguó su presencia en nuestra
comunidad un día antes de su martirio, en el ahora “Hotel el Cisne” que en la
guerra cristera se ocupó como cuartel, pues en el mismo lugar tenían preso a Modesto González que era su yerno
y corrió a darles aviso a los familiares del padre David que vivían en
Tehuixtla y que desconocían el paradero del Santo, sin embargo para cuando
estos llegaron al hotel a pedir noticias, al padre David ya se lo habían llevado para Cuernavaca con
ordenes de quebrárselo en el camino, un 12 de abril de 1927.
Ignacia fue miembro de la UNIÓN DE MUJERES AMERICANAS
en 1936, y como reconocimiento a su valor durante los años de revolución se le
otorgaba una especie de pensión simbólica por su lucha que a veces no alcanzaba a cobrar porque los políticos que las gestionaban en Jojutla se las quedaban.
Al propósito cuando tuve el honor de conocer a la señora Anita Zapata, esta me platicó que ella fundó la UNIÓN DE MUJERES AMERICANAS con apoyo del entonces presidente de México Lázaro Cárdenas y recordaba a Ignacia Domínguez como una mujer muy terca, me dijo: ¡Era brava esa señora! - Le pregunté porque decía eso y me contestó que cuando se hizo el registro de Ignacia a ella le correspondía poner como lugar de origen el municipio de Jojutla, pero que Doña Ignacia Domínguez se negó rotundamente a que apareciera ese nombre en su credencial y en el libro de registro, argumentando que si Zapata había hecho la revolución para revindicar la dignidad de todos los pueblos maltratados de Morelos ¿Porque entonces habían de ponerle como su lugar de origen Jojutla, siendo ella de Tehuixtla? ¡ O` le ponen Tehuixtla o mejor no me den nada! dijo- Y efectivamente, acto seguido Doña Anita me mostró el libro donde constaba eso, en cambio su hermana Micaela aparecía registrada como de Jojutla a pesar de ser también de Tehuixtla.
De Ignacia también se dijo que tuvo una hija con Florencio Arizmendi el primer párroco
de Tehuixtla y que de noche se ponía un vestido de novia para ir al panteón o pasearse por las calles del pueblo para
asustar a la gente.
Ignacia murió en el año de 1940 de una terrible
tuberculosis, dando apenas origen a su leyenda de mujer liberal y
revolucionaria de Tehuixtla.
Articulo tomado del libro: Tehuixtla; Pueblo de Dios, cueva del
Diablo de Emmanuel Espín
Pineda. México 2003 (Inédito).
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