Por: Benjamín González Brito
Redacción: Emmanuel Espíntla
Familia González Silva en sus bodas de oro en el atrio de la parroquia San Pedro Apóstol Tehuixtla |
Salomón González (1884-1972) fue ganadero y agricultor, un hombre de carácter fuerte, junto con su esposa Dolores Mendiola (1886-1973) eran originarios de Coaxitlán del municipio de Tlaquiltenango Morelos y se trasladaron a Tehuixtla cuando sus hijos eran pequeños, se trajeron su ganado de vacas, caballos y chivos. Estableciendo su vivienda justo en enfrente del zócalo del pueblo, a donde ahora está la paletería la Michoacana.
Así es como iniciaron nueva vida en Tehuixtla, al grado de que dos de sus hijos participaron en el movimiento zapatista donde fallecieron, de aquí se los llevó la bola sin que recordemos sus nombres.
Sus otros hijos se llamaron: Modesto, Narciso (mi abuelo), Marcelino, Mario, Pachita, Tina y Linda. Al casarse sus hijos, Don Salomón dividió su terreno en lotes más chicos como era costumbre en el pueblo para repartir a cada hijo su herencia y que estos pudieran fincar sus viviendas alrededor de la casa paterna.
En la actualidad la mayoría de esa manzana, tres cuartas partes desde la carretera principal, un costado de la calle que va al mercado y la otra que da al asoleadero, son locales comerciales que pertenecen o pertenecieron a la familia González, justo hasta la parte de atrás llegando al callejón que fue donado por Don Narciso para acortar y llegar más rápido al mercado, que por cierto era su terreno, donde había un viejo Laurel y en el año de 1932 le fue comprado por el entonces ayudante municipal Don Ignacio Flores Obispo para destinarlo como mercado, luego de que en la "plazita" del centro un camión atropellara a un niño hasta matarlo.
A Narciso González le decían " la mona". Como anécdota curiosa detallamos el porqué, a Narciso le gustaba mucho el circo y cuando alguno llegaba al pueblo éste armaba un revuelo por ir a verlo. En una ocasión trajeron una mona que hacia malabares y se columpiaba en el trapecio, desde ahí decía que él era una mona columpiándose, le gustaba andar por la vida columpiándose por todos lados y en el entarimado del ruedo del corral de toros en su niñez y adolescencia se columpiaba y gritaba que “él era la mona" motivo por el cual sus amigos lo comenzaron a llamar así. Ya de adulto llegando montado a caballo a su casa se escuchaba por donde pasaba ¡¡"Ay viene la mona eh ah!! ¡Que graciosos y curiosos eran los apodos de la gente del pueblo!
Algunos de los toros del legado del bisabuelo Salomón participaban en la feria de octubre. Fueron los tíos abuelos Modesto y Marcelino que continuaron con esa tradición de ser ganaderos, agricultores y ejidatarios.
Marcelino Gonzalez Mendiola heredó el carácter fuerte de sus padres. Y fue uno de los principales promotores de la organización de la fiesta de los toros ya que fue ayudante municipal de Tehuixtla a finales de los años 60tas. Fue él quien construyó la primera oficina de la ayudantía donde está actualmente, junto con su hijo Ángel González. Además de haber participado en la construcción de una parte del ruedo del corral, la cual hoy día es posible apreciar todavía, pues se restauró en el año 2012 al cerrar la plaza cívica de su parte “este” como recuerdo del corral que ahí existió y del cual se conservaba intacta esa parte.
Narciso González Mendiola (1909-1998) "la mona" también tenía el carácter fuerte y se enojaba fácilmente. Fue ejidatario y ganadero. Se casó con la Sra. Antonia Silva Paniagua de carácter noble y buena gente, matrimonio del cual nacieron sus hijos: Salomón, Sergio, Miguel, Romualdo, Jacinto, Margarito, Luis, Genoveva, Graciano, Benjamín (Mi apá') y Julia.
Los hermanos González Silva y Apolinar Espín González aportaban a la feria de la virgen del Rosario con su ganado, con sus toros bravos para torear y también participando montando a caballo.
En la construcción del ruedo del corral participaron Sergio y Jacinto González Silva. También participaban a caballo el tío Romualdo, en tanto que su esposa Lucia Flores, que fue hermana de doña Petra Flores Estudillo, preparando los alimentos para los jinetes, toreros y todos los que trabajaban en el ruedo.
Tío Graciano era bueno montando a caballo y montando los toros igual que mi tío Margarito.
Se solía acompañar las corridas de toros con música de viento y al final de cada evento siempre se preguntaba entre la gente ¿Cómo habían estado en los toros? y que ¿Cómo habían estado? y respondían los asistentes: "¡Estuvieron buenos por que hubieron dos cornados! (Dos heridos por el toro) y cuando no había corneados decían !que no habían estado buenos los toros!
La organización de los toros y de la feria en antaño se hacía con la participación y la aportación económica o en especie de todas las familias del pueblo hasta principios de los ochentas cuando quitaron el corral que estaba al lado de la iglesia, desde entonces que Tehuixtla no cuenta con un coral propio y la fiesta dejó de hacerse por cooperación de todos, sin embargo sigue la tradición y el gusto del pueblo por los toros.
Sigue vivo el recuerdo de la familia González y de todos aquellos que participaron haciendo o disfrutando de la fiesta de los toros en Tehuixtla. Desde aquí le mandamos un caluroso saludo a: Julia González Silva, Apolinar Espín González, Paty González, Malena González Flores, Rocío González Flores, Alicia y Norma González -última Nieta González Silva- y la bisnieta Martha Pichardo González.
Corral de toros de Tehuixtla Morelos año 1960 aprox. |
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