sábado, 9 de mayo de 2015

LA LEYENDA DE LA GOLONDRINA

Por: Emmanuel Espíntla

Aquí en Tehuixtla, en el pueblo y teocalli viene a conocer en carne propia la verdad de esta leyenda. Me la contaron los viejos del pueblo y a ellos los cerros. De niño siempre fui inquieto y travieso como yo solo. Confieso que traté de vengarme alguna vez con las golondrinas del dolor que otros me infringieron. Reconozco que maté a dos o tres por travesura y que me he arrepentimiento profundamente de haberlo hecho desde que conocí esta historia. 





La golondrina en mi pueblo significa buena suerte y el que llegue una de estas aves a tu casa es un bendición del cielo y te traerá trabajo, prosperidad, abundancia y más si sus crías consiguen emprender el vuelo. Cada polluelo que nace bajo tu techo son rachas de cosas buenas para todo tu hogar y pasa lo mismo con los panales de abejas mieleras en los árboles de tu jardín. 


"Aunque los indios nunca decimos nada, hoy quisiera pedirles que cuando a nuestra vida llegué una golondrina la cuidemos como sí ella, al final de la nuestra nos fuera a cargar entre sus alas hasta la orilla del río".

Cuenta la leyenda que existió un niño muy maldoso que le gustaba tumbar nidos de golondrinas con su “recua” con el único fin de matarlas a ellas y a sus polluelos por divertimento. ¿Crees que es justo? !No verdad! Un día vio el niño que una golondrina abandonaba su nido para ir en busca de comida para sus críos, aprovechando su partida, tomó una piedra, empuñó su "resortera" y "tacala"  tumbó el nido y al caer murieron los tres polluelos que tenía. 

La golondrina madre miraba desconsolada desde un cable de tendedero como su hogar se había hecho añicos y a sus hijos muertos. No se podía explicar que pasaba, movía afligida su piquito de un lado para otro y encogía la cabeza entre sus alas y planeaba de vez en cuando sobre las ruinas del nido tratando de levantar a sus pollitos con sus alas sin conseguirlo.

Miraba con tristeza una y otra vez su nido convertido en polvo y sácate suelto. Y veía al niño culpable como preguntándole sí sus padres no le habían contado esta historia, sí no le habían dicho desde su nacimiento que sí él tuvo un techo donde refugiarse cuando era indefenso, !fue porque una vez hace mucho tiempo las golondrinas enseñaron al hombre a construir sus casas de lodo! De ellas aprendimos la técnica para hacer adobes y el hombre en pago a esa gratitud le permitió dormir y anidar por siempre bajo el calor de sus techos y le juró protección.


Pero hubo hombres perezosos que se olvidaron de contarle esta y otras historias más a sus hijos y también se dio el caso de hijos desinteresados o incrédulos de estas las leyendas. !Por eso yo creo que andan por la vida con tanta ligereza matando golondrinas a diestra y siniestra, matando a sus polluelos, negandoles la vida, llenando tristeza el mundo dejando nidos vacíos o hechos polvo!



Como el de esa madre golondrina que estoy seguro se murió de tristeza. Dicen que encontraron su cuerpo tieso alimentando a las hormigas coloradas y negras que se comieron su carne pero no su plumaje, justo debajo de aquel cable desde donde un día vio con profundo dolor el lugar donde estaba su nido. 


La golondrina sólo una vez al año nos visita. Sólo unos meses del año esta con nosotros, sólo durante ese periodo "cagan como descocidas" dijera mi madrina Lolis. Y por estar tan poco tiempo entre nosotros les es imposible construir dos nidos y reproducirse en una sola venida. Nos toca a nosotros como seres humanos enseñarles a nuestros polluelos a respetar la vida de otros animales.


Cumplamos con lo pactado en otro tiempo con las golondrinas, respetémoslas y cuidémoslas como ellas nos cuidaron, al enseñarnos su secreto para hacer hogares firmes y seguros. Sí una vez eres testigo de que un niño intenta destruir el nido de una golondrina, explicarle porque no debe hacerlo y sí te sirve de algo cuéntale esta historia, si es que ya has olvidado aquella que te debieron contaron a ti tus padres.




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